Add parallel Print Page Options

Edna, su esposa, también lloró, lo mismo que Sara, la hija. Ragüel, pues, los recibió con mucha alegría y mandó matar un corderito.

Se arreglan las bodas

Luego se bañaron, se lavaron las manos y se sentaron a la mesa. Tobías dijo entonces a Rafael:

—Amigo Azarías, dile a Ragüel que me dé a mi parienta Sara.

Read full chapter